Después de ver Alien: Covenant me queda claro que todo lo que Ridley Scott logró con Alien y, hasta cierto punto, con Prometeo, quedó en el pasado. La trama que las vincula deja de tener sentido en la película más reciente y me he provocado migrañas tratando de entender cosas como por qué, cuando el capitán se infecta con el xenomorfo, tarda menos de un minuto en salir de su cuerpo, pero cuando alguien más se infecta –tanto en Alien: Covenant (2017) como en todas las demás películas– el proceso de incubación tarda mucho más tiempo. No intenten responder estas preguntas.
En cambio quiero atraer su atención a otro asunto. Alien logró algo que muy pocos filmes habían logrado antes de su época: un protofeminismo que, estoy segura, ha ayudado a crear roles para mujeres que antes no existían. Además logra hablar de la violencia sexual de una forma completamente original.
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